martes, 29 de marzo de 2011

HOMOSEXUALISMO Y TOTALITARISMOS


HOMOSEXUALES Y NAZISMO




Rudolf Brazda estuvo confinado en el campo de Buchenwald a causa de su homosexualidad entre 1941 y 1945 . Alrededor de 7.000 gays y lesbianas fueron asesinados durante el Tercer Reich

En algún momento entre marzo de 1933 y septiembre de 1935, la policía echó el ojo a Brazda y finalmente fue denunciado por el artículo 175 del código penal. Al fiscal del estado le contó voluntaria y abiertamente sobre su convivencia y también que no se avergonzaba de ello. El proceso, que se llevó a cabo en el juzgado de primera instancia de Altenburg, levantó un cierto revuelo; un periódico de Meuselwitz, según lo recuerda Brazda, tituló la noticia «Vivían juntos como hombre y mujer». Brazda fue condenado a seis meses de cárcel. Tras su liberación, siguió teniendo el apoyo de su madre, pero como «extranjero con antecedentes» fue expulsado a Checoeslovaquia.

Brazda se instaló en los Sudetes, en Karlsbad. Allí conoció a su nueva pareja que tenía contactos en el grupo de teatro Fischli-Bühne. Brazda acompañó al grupo durante tres años en sus giras por los Sudetes. Durante esa época actuó en operetas y trabajó de actor y bailarín, siendo su mejor número una imitación de Joséphine Baker.

Tras la anexión en octubre de 1938 de los Sudetes por parte de la Alemania nazi, Brazda se quedó allí. Los judíos del grupo de teatro enseguida fueron detenidos y algo más tarde el mismo Brazda, que fue encerrado en la prisión de Eger sin ningún tipo de proceso. El 30 de marzo de 1941 llegó al campo de concentración de Buchenwald. Allí tuvo que ponerse el triángulo rosa, además de la «T» de checo.

La historia de los prisioneros homosexuales durante el régimen nazi fue silenciada durante casi cinco décadas, aun cuando la guerra hubiese ya terminado, porque la homosexualidad continuó siendo ilegal en la ex Alemania Occidental hasta fines de los años sesenta. Muchos de los sobrevivientes, en consecuencia, tenían miedo o estaban avergonzados de contar sus experiencias.

Testimonios de sobrevientes dicen que los hombres con triángulos rosas eran especialmente maltratados por los guardias. También fueron objeto de crueles experimentos médicos

El código penal alemán, sancionado en 1871 y válido hasta 1969: "Un acto sexual antinatural cometido entre personas de sexo masculino o entre seres humanos y animales debe ser castigado con la prisión; también puede significar la pérdida de los derechos civiles".







Monumento a los homosexuales perseguidos por el nazismo

Durante al inauguración del Monumento a los homosexuales perseguidos por el nazismo el 27 de mayo de 2008, se había dado por supuesto que ya no quedaban supervivientes del triángulo rosa. Gracias a la publicidad que tuvo el evento, la sobrina de Rudolf Brazda entró en contacto con el Lesben- und Schwulenverband in Deutschland (LSVD) y les contó sobre su tío. En consecuencia, Brazda, de 95 años, fue invitado por el LSVD a Berlín para, el 27 de junio de 2008, ser recibido en el ayuntamiento de Berlín por el alcalde Klaus Wowereit y por la noche participar en una discusión sobre la «Historia de la persecución de los homosexuales por los nacionalsocialistas».





HOMOSEXUALISMO Y FRANQUISMO – redada de violetas



Al menos 5.000 personas fueron detenidas por actos o actitudes gays, lésbicas o transexuales durante el franquismo.





Al principio se los encarcelaba por escándalo público, aunque el delito se hubiera cometido en el dormitorio de la vivienda propia. La figura delictiva de la homosexualidad aparece en 1954, con su inclusión en la Ley de Vagos y Maleantes. "A los homosexuales, rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o lisiados, se les aplicarán para que cumplan todas sucesivamente, las medidas siguientes: a) Internado en un establecimiento de trabajo o colonia agrícola. Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales, y en todo caso, con absoluta separación de los demás. b) Prohibición de residir en determinado lugar o territorio y obligación de declarar su domicilio. c) Sumisión a la vigilancia de los delegados", decía la ley.





La Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970 dio a la persecución un enfoque más humanista: dar tratamiento. Fue entonces cuando se establecieron dos penales, los de Badajoz y Huelva, para rehabilitar a los homosexuales masculinos (las lesbianas, que sufrieron una fuerte represión social, ni siquiera se consideran). Los presos se dividían según sus tendencias: los "pasivos", a Badajoz, y los "activos" a Huelva.





La Ley de Peligrosidad Social sobrevivió al franquismo. En 1978 todavía se aplicó oficialmente a tres personas. En total, unos 1.000 homosexuales fueron encarcelados por esta ley, que estuvo en vigor nueve años.



HOMOSEXUALIDAD Y DICTADURA EN LA ARGENTINA



En materia de género, la dictadura representó un duro golpe que todavía no fue debidamente reconocido, porque desarticuló y produjo un estancamiento en los movimientos feministas y de liberación homosexual que venían desarrollándose desde la década anterior. Se produjo un enorme retroceso, imponiéndose roles de género tradicionales, que relegaban a las mujeres a espacios domésticos y les demandaban una actitud pasiva en todo. La Iglesia fue erigida en la autoridad moral que determinaba roles y modos de comportamiento y vinculación para todos/as los hombres y las mujeres.





La cuestión homosexual en nuestro país, se había manifestado públicamente en 1968 mediante la publicación de una revista llamada "Nuestro Mundo", y con el posterior surgimiento, en 1971 del Frente de Liberación Homosexual (FLH), que intentó plasmar las reivindicaciones homosexuales en la sociedad de los ´70. Sin embargo, tanto para las feministas como para homosexuales, el enemigo principal era la Iglesia con su enorme poder.



El golpe de Estado fue una alianza de sectores reaccionarios en lo social con sectores liberales en lo económico. En los siete años que duró la dictadura, todos estos movimientos fueron fuertemente golpeados hasta ser casi aniquilados. Las/os principales referentes del FLH tuvieron que partir al exilio. Tal fue el caso de Néstor Perlongher (exiliado en Brasil) o Blas Matamoro y Héctor Anabitarte (exiliados en España).



Muchos de los antiguos militantes del Frente de Liberación Homosexual (FLH), que habían irrumpido en la esfera política, en un conflictivo dialogo con la izquierda revolucionaria nativa, buscan un refugio en el extranjero, donde prosperan las nuevas teorías libertarias asociadas al Mayo francés y al movimiento californiano.



Ser gay en los años de plomo no era nada fácil. Los mas arriesgados han utilizado para sus encuentros –mas allá e las comunes calles del pecado- los cines X y los baños públicos, convirtiendo la expresión “salir del closet y ganas las calles” en algo mas que una figura del “darse a conocer”.



La sociedad argentina debió marchar al paso de las botas militares, que querían mujeres amas de casa, madres y sobre todo sometidas. Los hombres debían ser machos heterosexuales. Las lesbianas en este esquema no existían. Las travestis tampoco.



En la oscuridad, mientras tanto, las mujeres y las/os militantes homosexuales sufrían el ensañamiento de la tortura sobre sus cuerpos focalizada en su sexualidad y genitalidad. El trato que recibieron las personas homosexuales –se calcula que hay alrededor de 400 desaparecidas/os-, fue especialmente sádico y violento, y las mujeres eran sometidas a violaciones y humillaciones sexuales sistemáticas.





El Mundial también requirió que se espantase aun más a los homosexuales. “había que espantar a los homosexuales de las calles para que no perturben a la gente decente”, dijo el jefe de la Policía.

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